A finales del Siglo XIX, un gato negro contemplaba París desde la colina más alta de la ciudad, Le Chat Noir se erigió en lo más alto de Montmatre y en la cumbre de las artes y la creatividad de una ciudad que empezaba su ebullición artística. El Chat Noir fue conocido también por ser el primer cabaret literario, artístico y musical de París, generando un epicentro perfecto para un terremoto de escritores, poetas, músicos y pintores que asolarían la ciudad de la luz.
Cuando Rodolfo Salis y el poeta Emile Goudot pusieron en marcha el Chat Noire, remodelaron el barrio de Montmartre. Pasó de ser un lugar tranquilo, pero peligroso para vivir a convertirse en un centro de colaboración entre artistas y poetas, que supuso una revolución para quienes vivieron y defendieron un espíritu de libertad y revolución.
El Chat Noire despegó hacia la fama con premura. El ambiente cabaretero atrajo a pintores y músicos, que llenaron de sonidos y color un barrio hasta el momento gris. La revolución tan inmensa que supuso el Chat permitió que allí se consiguiera la primera autorización para introducir un piano en un cabaret parisino. El Gato Negro cantaba y bailaba al son de los bohemios y artistas que convertían París en el centro mundial de la cultura. Sin embargo, la atracción principal del cabaret fue otra revolución: su mundialmente conocido Teatro de Sombras. Un teatro, creado por Rodolphe Salis y Henri Rivière, y animado por Pere Romeu al piano, que usaba técnicas muy avanzadas para su momento y que muchos lo consideran, a día de hoy, el precursor del cine.
La aventura del primer Gato Negro se terminó en 1885, fecha en la que Salis mudó el cabaret a un lugar más espacioso cambiándole ligeramente el nombre. Pero ya en esa época la fama del «Chat Noir» estaba sentada como uno de los lugares de creación más extraordinarios que hayan existido jamás en París.
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